Desde el principio de las grandes conquistas del hombre se ha hecho el planteamiento sobre la importancia o no de lograr metas concretas dentro del proponerse ciertos objetivos, sin embargo la historia nos ha hecho ver como el camino de los hombres se ha forjado con los pequeños aportes personales que han servido para construir la historia, que no solo se ha conformado con objetivos sino también con experiencias que a través del tiempo han abierto el paso a otras más innovadoras que se sustentan con la tradición y la historia.
Viene a mi mente el ascenso de Mallory e Irvine en Junio de 1924 en el que ambos desaparecen en las proximidades de la cumbre del Everest comenzando así desde ese entonces el debate por el hecho de si ambos habían llegado o no a la cima de la montaña más alta del mundo. Cabe aquí la pregunta… ¿Es que acaso eso tiene importancia?, no es más importante plantearnos lo interesante de dos individuos ubicados en un momento histórico en el que el simple hecho de llegar al Himalaya era una proeza humana en la que la carencia de equipos e infraestructura hacia este esfuerzo algo impensable para cualquier ser humano. ¿No vale la pena analizar la importancia que este hecho tuvo para las siguientes generaciones en la conquista de estas grandes montañas e inclusive en la consecución del famoso ascenso de Hillary y Tensing en 1953?. Evientemente ambas cosas son importantes y el planteamiento debería ser el de la realización del mayor esfuerzo personal por el logro del objetivo. Las circunstancias deben confabularse en un momento preciso en el que la suma de los elementos dé un producto muy cercano a lo que nos podemos atrever a llamar ¨éxito¨.
Me he visto en la necesidad de crear este espacio de discusión a raiz de algunas noticias erradas relacionadas a una actividad en la que yo me encontraba participando. Recientemente comenzaron a llegar a mi correo electrónico y mi ¨facebook¨ felicitaciones por haber alcanzado la cumbre de una hermosa montaña ubicada en la región del Khumbu, era el Tawoche, una montaña con la que había estado soñando desde hace muchos años, una ¨hermosa dama¨ que pasaba desapercibida ante la apabullante magnificencia de otras que se levantan a su alrededor: el Ama Dablam, el Transerku, la Pared Sur del Lhotse, el Everest, entre otras. Mi sorpresa al recibir estas amables notas es que el día 19 de noviembre en horas de la tarde, y en vista de que en nuestro grupo no estabamos en condiciones optimas para afrontar los retos que la montaña nos planteaba, habiamos decidido hacer un ¨vivac¨y dar por terminado nuestro intento por llegar a la cima del ¨Tawoche¨(6.504m), que aún no siendo la más alta de los Himalayas, representaba un hermoso valuarte para el montañismo venezolano.
Evidentemente y de acuerdo a mi manera personal de ver el logro de una meta, el esfuerzo bien había valido la pena. Tomar decisiones, especialmente en momentos ¨delicados¨ es uno de los parámetros fundamentales en la práctica del montañismo… especialmente del montañismo ¨técnico¨, y era precisamente eso lo que habiámos hecho. Del Tawoche solo quedaba transmitir la experiencia, que había sido de un valor incalculable especialmente si tomamos en cuenta que desde hace años ha habido un periodo de receción en el montañismo nacional, sin embargo, algo se planteó de manera diferente a lo sucedido, algunas expectativas no fuerón llenadas, alguién prefirió imaginarse que hubiéra sido mejor llegar a la cumbre que disfrutar la experiencia de lo logrado, lo logrado con esfuerzo y dedicación, el esfuerzo de haber renunciado a tiempo y replantear un sueño de años, la experiencia de consolidar una amistad ante los momentos dificiles, esos momentos pasados a 5.800 m agazapados en un pequeño recodo rocoso bajo la luz enardecida de un atardecer brillante en la mitad de los Himalayas.
Ahora para mi solo queda la experiencia… para los otros regocijarse en sus pensamientos, los del camino o la cumbre, no lo se, solo se que la historia seguira su curso y nuestra vida ya no será la misma.
El Tawoche yace incolume ante el paso de los mortales a los cuales solo les permitió llenar en sus pendientes un pedazo de sus corazones.
Como lectura referencial: http://www.carloslmarco.com/lecciones-que-nos-da-la-vida/la-historia-cambia-golpe-de-talento/
Hola Hermano
De verdad que sobran las palabras. Cuando visitamos una montaña, estas solo nos dejan ver un pedazo de ellas pero en el fondo es lo necesario,Las montañas estan alli y solo si ellas quieren, repito si ellas quieren, podremos gozar de una cumbre.Pero al final lo que cuenta es la experiencia de la vivido y el regreso a casa que es , en fin, la verdadera cumbre
En efecto Carlos, la manera de acercarse a las montañas es con mucha ¨humildad¨, hay demasiada fuerza en ellas que si no llevamos claras nuestras intenciones, dificilmente lograremos realizar las cosas como nos lo planteamos.
Gracias por tu comentario.
Querido Alfredo…..es de las experiencias que no salen como estaban planeadas, de las que mas se aprende…..y es precisamente cuando las cosas no se dan como esperamos que crece nuestra humildad….cualidad indispensable para el que quiera hacer montana….
Ademas, como me dijistes al regresar del Kilimanyaro: “las montanas estan siempre alli” esperando por nosotros….se te quiere y admira…..Juana Frontera
Juana gracias por estar siempre presente. Es exactamente como tú lo dices, solo cuando logramos detener el tiempo, convertir nuestro paso en una rafaga de viento y enfriar nuestros pensamientos como las nieves de las montañas cuando podremos ser parte de ellas.
las montañas son el reino de la luz y el camino de nuevos amaceres cada vez que se sube a la cumbre nos hacemos mas humanos
Alfredo. Tu experiencia me hace pensar en las cumbres que no he podido lograr al primer intento. Especialmente, cuando por causa de una tormenta,tuvimos que tomar la decisión de regresar al Camp. Base de la Cara Sur del Cotopaxi. Esa experiencia me hizo pensar con humildad que no somos sólo nosotros los que decidimos estar en una cumbre, es la montaña quien “decide” quien hollará su cumbre. Gracias por compartir tus vivencias.Luz Marina (Lucy) Mérida