Hablar sobre todo el tiempo que ha pasado desde los primeros intentos en tratar de ordenar el proceso para un “digno” reconocimiento de los “Guías de Turismo especializados en Montaña” y otras actividades de “Aventura”… horas, días, tal vez años, sería como para escribir una novela al mejor estilo “Cabrujas”, en la que afloraran todos los aspectos de nuestra realidad venezolana. Sin embargo esta “novela”… la de los “Guías de Montaña”, resulta un poco más complicada por el simple hecho de tratarse de normativas, regulaciones y acuerdos que tendrían que regir en la vida profesional de estos indispensables servidores turísticos.
Un presagio y reflejo de lo que ha sido este largo proceso fue nuestro penoso viaje a la ciudad de Mérida para acudir a la convocatoria hecha por INATUR en respuesta a una solicitud de la AGMM (Asociación de Guías de Montaña de Mérida) y realizada por INCES y el apoyo del “CUHELAB” (Hotel Escuela de Turismo) en el que habrían de certificarse un importante número de aspirantes a Guías de Montaña en las áreas de Baja y Media Montaña e igualmente Alta Montaña.
Estábamos en un “desmejorado” bus-cama de la “Cooperativa Táchira Mérida”, en el que lo único que parecía funcionar… o tal vez no, era el “helado” aire acondicionado, que después de un viaje de 15:20 horas, nos colocó cual témpanos de hielo, en el Vigía y así finalmente en poco más de 17 horas (El mismo tiempo en que se dilata un avión en llegar a Delhi-India) llegar a Mérida, donde por suerte, un mundo de sonrisas y buenos amigos nos dieron la bienvenida al “Hotel Escuela” donde los responsables del proceso y un grupo de interesados se daban cita para esta especial oportunidad.
Evidentemente este era un proceso inusitado que se había estado gestando desde principios de siglo (me refiero al XXI) tras el trabajo personal de algunos interesados que de manera académica o autodidacta nos habíamos paseado por la idea de convertirnos en Guías profesionales de montaña, cosa que en nuestro país resultaba poco más difícil que una de las más arduas escaladas imaginables. La falta de una Federación o Asociación que de manera consistente apoyara esta actividad, la poca demanda de este servicio turístico especializado en programas de montaña, fueron los primeros elementos que nos obligaron a varios de nosotros a buscar una formación académica en otros países, para una vez finalizados abocarnos a profesionalizar esta actividad en Venezuela a través de las dos principales Asociaciones existentes en el país, la Asociación d guías del Estado Mérida y la Asociación Venezolana de Instructores y Guías Profesionales de Montaña (AVIGM), en la cual me comprometí personalmente.
El Proceso, a pesar de presentarse algo tormentoso por los acostumbrados “regionalismos” irracionales existentes en nuestro país en relación a la participación de montañistas y Guías foráneos al Estado Mérida, fue tomando su rumbo, y el importante aporte de los organismos participantes, que intentaron darle un perfil académico al proceso en sí, que una vez superado el proceso de inscripción y selección de “Aspirantes” y “Maestros”, el día 23 de junio, fueron superando los contenidos y pruebas teórico-prácticas con el objetivo fundamental de ir decantando el grupo que finalmente, luego de sus respectivas salidas de campo hacia “La Culata” (Aspirantes a Guías de Baja y Media Montaña) y Sector Norte del Pico Bolívar (Aspirantes a Guías de Alta Montaña) en las que pudieran comprobar sus condiciones como buenos profesionales en el área de la “guiatura” de montaña. Lo “INNOVADOR” de este proceso en nuestro país y la diferencia entre los aspectos metodológicos del mismo, fueron complicando y haciendo cada vez más inviable las aspiraciones de todos los involucrados no solo las personas naturales, sino las Instituciones, que a fin de cuenta son las responsables de reconocer las credenciales de los profesionales en el país.
En el proceso nos pudimos percatar de la calidad técnica y humana de algunos de los participantes y el gran deseo de las mayorías por sentirse incluidos en un proceso de capacitación, profesionalización y acreditación que les brinden herramientas de calidad para no solo reconocer una labor fundamental dentro de un importante sector turístico, sino desempeñarse profesionalmente como un prestador digno de servicios turísticos, con todas las reivindicaciones que la ley debiera garantizar a todo profesional.
Por suerte, o mejor dicho, con esfuerzo, especialmente a través de la “AVIGM” (Asociación Venezolana de Instructores y Guías de Montaña), hemos conseguido un constante apoyo que nos ha brindado reconocimiento no tan solo a nivel Nacional, sino también Internacional, especialmente a través de la “USAGAM” (Unión Suramericana de Guías de Alta Montaña) y la “UIAGM” (Unión Internacional de Asociaciones de Guías de Montaña) que, de manera precisa y puntual, han brindado a todos los interesados, protocolos precisos de formación que se ajusten a los parámetros exigidos por
estas organizaciones y lo más importante… por los usuarios.
Ahora queda fortalecer las Asociaciones y permitir a futuro que las nuevas generaciones que desean hacer la Montaña, no solo su campo donde encontrar respuestas a sus inquietudes como personas, sino también una manera confiable de mantener una opción profesional que permita transmitir todas las experiencias que este maravillosos ambiente le brinda a los que lo visitan, sino también hacerlo de una manera segura que respete a este frágil ambiente y su cultura.
Muy cerca se ve un camino mucho más sencillo para lograr la meta de esta difícil “cumbre”… la de los Guías de Montaña venezolanos, por ahora queda seguir exigiendo al Estado un respaldo legal que garantice el profesionalismo del Guía y continuar capacitando a los futuros interesados, para que así, puedan desempeñarse en esta maravillosa profesión.