Con mucha inquietud, me han llegado comentarios y opiniones sobre una grabación de la muerte de un Guía Mendocino en el Aconcagua que ha estado circulando en la “red” (http://www.youtube.com/watch?v=j6WxFqu5jIE), no es la primera vez, ni creo será la última que un fenómeno de esta índole circule entre los que “hacen vida” en la actividad de la montaña. Cosas como la acontecida en esta grabación suelen suceder más a menudo de lo que nos lo imaginamos, pero la falta de documentación que genere ese efecto “publicitario” permite que pasen “bajo la mesa” y no dejen de ser meras casualidades estadísticas.
Los lugares de acceso masivo de visitantes, como en este caso pudiera ser la ruta “normal” del Aconcagua, da pie a que muchas personas poco o mal preparadas se adentren en un mundo que les es ajeno, tornando ese mismo ambiente en algo que muchas veces puede convertirse en “inhumano”. Las emergencias en las altas montañas están de la mano del que osa adentrarse en ellas sin el más mínimo respeto por lo que ellas representan para aquellos que dedican su vida a recorrer estos ambientes mágicos en los que se logra un perfecto equilibrio entre la persona y el ambiente, ensalzando la vida a tal grado que algunas veces y aunque la muerte nos sorprenda repentinamente esta no es más que el reflejo de una fuerza de vida en la búsqueda de ideales superiores, valga la pena aquí mencionar los nombres de esos tan queridos amigos que no dejaron otra cosa que aprendizaje como José Luís Pereira, Marcos Bustamante, José Antonio Delgado, entre otros. Su partida fue sin duda dolorosa para todos, sin embargo lejos estuvo de un “deplorable” espectáculo mediático, en los que se usara la tragedia para ensalzar la muerte, al contrario, ellos fueron a pesar de su desaparición física portadores de un mensaje de vida, donde las montañas fueron el camino hacia una cumbre superior… su cumbre de vida.
Lamento sin duda la muerte de Federico Campanini, pero más lamento la dolorosa actuación de aquellos que no supieron comprender el verdadero significado de la vida… de las MONTAÑAS.